15 de mayo de 2018

"El señor Phillips", de John Lanchester

El señor Phillips John Lanchester
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Javier Lacruz Pardo
Editorial: Anagrama

SINOPSIS: 
Todos los días laborables de los últimos treinta años, el señor Phillips ha salido de su casa en los suburbios con su maletín en la mano, y se ha dirigido a su trabajo en una empresa de servicios en Londres. Y hoy, un tibio lunes del mes de julio, hará exactamente lo mismo, aunque ya nada será igual. Para empezar, no llevará un rumbo fijo, pues el viernes lo han despedido. No se lo ha dicho a su mujer, ni sabe si se lo dirá, y sólo puede hablar consigo mismo, en un ininterrumpido soliloquio, de esta experiencia que ha trastocado para siempre su vida, de este cambio radical que inaugura una nueva etapa.
Y así, este hombre sin atributos, este prudente contable de mediana edad, casado y con dos hijos, emprenderá un peculiar viaje por la cotidianeidad y por sí mismo, un viaje que le traerá encuentros inesperados -conocerá a un insólito pornógrafo, seguirá los pasos de una celebridad de la televisión, se verá atrapado en el atraco a un banco- y no menos inesperados descubrimientos acerca de sí mismo.
La novela de Lanchester -y el día del señor Phillips- fluye con una aparente facilidad que linda con la perfección. De minucia en minucia, de recuerdo en recuerdo, se despliega ante el lector toda la estructura de una vida, el fidelísmo retrato del vecino de la casa de al lado, pintado con una sutileza casi puntillista, lleno de matices. Es la épica sin heroísmos de una vida como todas, de un hombre que, como ha dicho Simone Weil, "abandonado en el universo no tendría ningún derecho, pero tendría deberes"
.

OPINIÓN:
Hace días terminé de leer 'El señor Phillips' de Lanchester movida por el buen sabor de boca que me dejó 'Capital', pero he de decir que me he encontrado con una obra bastante peculiar.
Y... ¿de qué va? pues de un remedo de Leopold Bloom que un buena mañana se levanta en su adosado con una nueva perspectiva vital: lo han dejado sin trabajo el día anterior y decide llenar su obligado ocio recién estrenado lanzándose a la calle con su terno y maletín habituales dispuesto a pasar las horas sin rumbo fijo.
Pero su cabeza de contable, mientras tanto, no cesa de trabajar -la rutina obliga- y nos irá haciendo el promedio (unas 20 veces, calculo) de las cosas más sorprendentes que podamos imaginar: desde la probabilidad de que una pareja inglesa de 50 años aproximadamente no tenga relaciones sexuales en un día determinado (96.71233 por ciento) si se tiene en cuenta la posible frecuencia de dos veces al mes, hasta el número de mujeres británicas dispuestas a quitarse la ropa para revistas y tabloides matutinos cada año (16.744); o el porcentaje de londinenses que nunca han visto un cadáver o que han estado en un barco en el Támesis o que tuvieron sexo anal (33.6 por ciento) entre otras curiosidades.
Y así, a la par de las ensoñaciones de su personal festival erótico, viaja en metro, deambula por Battersea Park, visita la Tate Gallery en donde conoce a una “acosadora” de guías turísticos cuya misión principal es desenmascarar sus falsedades además de regalarnos una visión diferente de algunos cuadros prerrafaelistas para desembocar al salir en un cine porno cuyo plato fuerte lo constituye una película llamada 'Jim MacTool y el Salmón de la Sabiduría' y, por si algo faltaba, es víctima de un atraco al entrar en un banco siguiendo a su presentadora favorita de televisión. Y ya estamos, de nuevo, en casa, allí donde “No tiene ni idea de lo que va a pasar.”
Novela ingeniosa y bien escrita, que me ha hecho reír en muchas ocasiones, cuyo anodino protagonista nos retrata una ciudad en la que todos los que aparecen viven de un modo “escandalosamente particular”. Sus descripciones poseen toda la causticidad de la que es capaz el autor y hace verdad esa famosa frase de discutida autoría: una novela es como un espejo que se pasea a lo largo de un camino.
Ana Ballester

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